En el corazón de la construcción sostenible existe el deseo de responder a los desafíos del cambio climático y la escasez de recursos, pero también de promover la salud y el bienestar de los ocupantes.
Techos y fachadas verdes, edificios bajos en carbono, edificios de energía positiva producen más energía de la que consumen. Una vivienda virtuosa, bioclimática, que consume menos energía y está mucho más enfocada al ocupante. A esto se le llama construcción sostenible, ¡Y es un futuro que ya se está combinando con el presente!
La construcción sostenible significa considerar la estructura en su conjunto, desde la fabricación de materiales hasta la deconstrucción del edificio al final de su vida útil. Lejos de ser una moda pasajera, es más bien un enfoque nuevo, tanto medioambiental como social, para construir la ciudad del futuro. Una ciudad razonada, centrada en la convivencia, el desarrollo sostenible y la preservación de la biodiversidad. Una ciudad responsable, con construcciones virtuosas, pensada para consumir poca energía y que se apoya en fuentes renovables (hidráulica, solar, eólica, biomasa, etc.) y no en recursos fósiles. Este es uno de los mayores desafíos de la construcción sostenible, que tiene como objetivo mejorar la eficiencia energética de los edificios, que son responsables del 40% del consumo de energía en todo el mundo.